Por los árboles, claro 🙂
Querido J:
Te he contado alguna vez la historia de que yo me curé para siempre del nacionalismo en un lugar insospechado, que fue un pueblo de la sierra de Cádiz, a finales de los 70. Una mañana de verano, todavía fresca; una plaza baldeada y ceñida por plátanos antiquísimos; y en cada uno de los venerables troncos pintada groseramente la bandera andaluza…