
Cosa que no suelo… o si suelo, porque al fin y al cabo de Toríadas entiendo un poquito. Y eso que nunca he asistido a una corrida (en TV me aburren) ¡y mira que lo tengo cerca!
Pero siempre me ha intrigado la fascinación que sentimos los humanos -y en particular el homo ibericus– por esos animales totémicos. Nunca me he parado a considerar por qué, pero a estas alturas no me importa pararme.

Sucede que esta semana ha habido dos entradas en dos sitios distintos donde se ha hablado con mucha sensatez de toros. De toros de lidia y de lidia de toros. Aunque, claro, al final las dos cosas se confunden… bien confundidas, en el sentido de que están íntimamente confundidas. Desde el Paleolítico, lo menos…
El segundo enlace recomiendo leerlo muy despacio, por párrafos. Pensando. Meditando, mirando los dibujos de Bonifacio. Abriendo los ojos a un Mundo incomprensible.
El mundo que está aquí, en este Mundo. El Nuestro, de momento no tenemos otro.
Muchas gracias por el segundo enlace, Doña Carmen, que no lo había leído, y tiene la gran facha. Ahora, en cuanto vuelva de hacer unas gestiones urgentes, allí que me voy. En el primero, ya la vi ayer, y ya me vería usted a mí entre los comentarios. Es que a mí, los toros me encantan, aunque no los vea desde hace años.
Un abrazo
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Nos vimos, si en el primer enlace, y la discusión continua con bastante aire, creo. gracias por comentar Dª Vie 😉 es un tema “colateral” a mi interés por el simbolismo y la capacidad simbólica del ser humano muy, pero que muy mermada en nuestros días.
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