
Andamos, es decir, caminamos.
La cuarentena me ha dejado mal parada de ánimos, fundida en una rutina apabullante, así que he retomado el madrugar y caminar.
No es que eso me quite todos los malparamientos, pero despeja bastantes nublados y sobre todo, ayuda a dormir con ganas, que es algo prioritario para mí.
No sé si me dará el cuerpo para un galloway 2/1 en 5km. o algo, pero me parece que el verano se acerca deprisa. En cuanto empiecen los calores sé que me pondré como una alpargata y no creo que pueda “echar” tan facilmente como ahora esos 9.37 del sábado pasado, o los 6 y medio de nórdica de hoy. Lo único que deseo es recuperar la actividad y el tono físico… Y quizá centrarme en una nueva etapa creativa.
(Que incluya una novela y media, y varios relatos por ahí tiraos).
A doña Carmen se lo pedimos que sea cuanto antes, a la Abadesa la conminamos con urgencia bajo amenaza de excomunión o de mantequera de madera de cedro reforzada.. usted verá…
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Oiga, qe escribir la útima me costó 4 años plus, no pida a este árbol peces, que primero hay que construir la red…
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No se desanime, Doña Carmen, que es muy joven, y todavía nos tiene que escribir muchos libros para que disfrutemos sus fans.
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Me estoy planteando el publicar algunas cosas mucho más breves y menos trabajosas que libros, aunque sigo con la cabeza ocupada. En cuanto al ánimo, como decía el personaje de Forges “…Y yo qué sssé”. Por eso aplico remedios gratis, como lo de caminar.
¡Gracias por pasarse por estos bosques, Dª Vie!
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