No creo que contar bien una historia sea fácil. Escribirla ya te lija los ojitos. Pero cuando la lees, se te caen las telarañas de los ídem.
Así que aquí traigo una bien contada, no por mí, claro, que solo estoy aprendiendo:
Mi amigo Manolo podría escribir el guion de un culebrón de verano con su fascinante historia familiar. Manuel Nicolás es su nombre completo, herencia de sus dos abuelos. El abuelo paterno se llamaba Manuel, aunque era conocido por todos como don Manuel. Procedía de una familia acomodada y era propietario de varios negocios prósperos en la ciudad. El abuelo materno se llamaba Nicolás, un buscavidas divertido quien, desde pequeño, fue enemigo íntimo de Manuel.
El punto álgido de su enfrentamiento se produjo cuando la prometida de don Manuel abandonó la comodidad (y el aburrimiento) de su compañía, tras diez años de noviazgo, para disfrutar de la incierta vida que le aguardaba junto a Nicolás. Un poco al estilo de Titanic, pero sin el corazón del océano ni hundimiento de barcos. Tras insultos, peleas y ojos morados (de los que nunca dieron detalles los protagonistas), el círculo se cerró cuando…
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me ha gustado. Mucho
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Pues el autor anda por entre los remeros, que no soy yo, claro. A partir de ahora, lo seguiré de cerca.
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